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Caja Negra en MOTP
Lic. Araceli Cora García, Mar del Plata, junio 2003

Siete artistas chilenos exponen en MOTP, Espacio de Arte Contemporáneo, desde el 28 de junio. Tres de ellos viajaron hasta Mar del Plata para montar Cadáver expuesto: Ana María Fell, Carlos Osorio y Víctor Hugo Bravo. Se trata de una propuesta colectiva que interviene la sala como ejercicio sensible a transitar, desde lo que han desarrollado comunitariamente como un tal Conceptualismo caliente. La categorización de la obra es difusa: instalación, pintura, objeto, en un cuidado montaje curado por ellos mismos en diálogo reflexivo con los anfitriones.

Habiéndolos invitado en ocasión de encontrarlos exponiendo en el Borges de BA, los responsables de MOTP supieron de su acierto intuitivo al mirar detenidamente el material de presentación en formato CD rom. Comprendieron que se trataba de algo más que de un grupo de artistas, y sobre ese punto interesa hablar, porque hay cuestiones en las cuales más que la suerte talla la trayectoria, y este es un caso. Por eso Echevarría, Azar y Etchegoyen abrieron el juego y ofrecieron a Extensión de la Biblioteca de la Universidad - a cargo de la arquitecta Di Iorio - hacer una presentación pública de los artistas, que se realizó el día previo a la inauguración (oh, coincidencia ) en la Sala Pablo Neruda del Complejo Universitario.
En cuanto al plus, se trata de que Caja Negra constituye un enclave en tanto espacio geográfico con densidad artística de su población. Una sociedad de productores comprometidos en un proyecto comunitario, que desde su base territorial en Ñuñoa despliegan su trayectoria de veinte años en arte contemporáneo por Chile, por el continente y por el mundo.
Cuenta la genealogía de estos artistas el nacimiento de su proyecto en un mítico café concert allá por el ’84. Eran alumnos de arquitectura, diseño y arte, quienes con espíritu lúdico fundaron Caja Negra a modo de resistencia, como una estrategia para recuperar espacios de circulación e intercambio desafiando las adversas condiciones que imponía la dictadura. Cuando egresaron decidieron señalar un espacio de encuentro y producción, y fue en la que hasta hoy sigue siendo la vieja casona donde funcionan los talleres ( algunos talleres-hogares) emplazada en un predio de 300 metros de largo, donde trabajan en proyectos tanto individuales como colectivos.
Con su nombre aluden al misterio del procesamiento creativo, toda vez que puede suponerse que allí en la Caja Negra pasa algo interesante, justamente un procesamiento acaecido entre insumos y resultantes, además de guiñar acerca de que la tarea poiética asumida no es precisamente lo que se aprende en la Facultad.
Desde allí fundaron la revista El Espíritu de la Época, publicaron una colección de poesía, realizaron exposiciones colectivas al aire libre, hicieron recitales y tocatas, performances, seminarios, formaron parte de sociedades, presentaron colectivas, instalaciones, investigaron en tecnologías alternativas, mostraron videos e hicieron reuniones de discusión, y fiestas, sobre todo, fiestas.
A una suerte de huerfanía en que los dejaba la cruelmente silenciada generación anterior, respondieron con la asunción de hacerse a sí mismos, de autogestionarse un espacio de recuperación y despliegue. Así comenzó a deslizarse por los Talleres un flujo vital traslapado entre diferentes generaciones, en tres oleadas, la última de jóvenes recién egresados. Como un rasgo de pertenencia programático puesto a rodar, privilegiaron el diálogo con las trazas de las producciones anteriores al Golpe, desde donde arrancaron las hebras de la trama que fueron conformando.
La camada del medio llamada de la Transición, a la cual pertenecen los visitantes, tomó la posta hará unos diez años abriendo el juego a una redirección en el sentido de privilegiar el desarrollo de proyectos en artes visuales, el fuerte de confluencia en formación universitaria de los nuevos miembros, del Instituto de Arte Contemporáneo, de las Universidades de Chile y Católica y de la privada ARCIS.
Ellos emprendieron la investigación experimental, haciendo frente a la ola de restricción de los fondos concursables y eludiendo marearse con las imposiciones del mercado competitivo. Desarrollaron proyectos, mostraron en salas formales aprovechando lo que pudiera ser espacio en lo institucional, pero no descuidaron crear puentes alternativos inclusive con el exterior. Solos, de a grupos, realizaron proyectos puntuales y de los que plantean recorridos de largo alcance en tiempos y espacios.
Caballo de Troya de largo alcance, es una estrategia erótico-crítica, comenzada en 2001 y que abarcará hasta 2004, en 2002 tendiendo un vínculo con oriente llamado la Reconquista, en el Kunsthaus Tacheles de Berlín, Alemania, justamente un espacio en ruinas tomado por artistas alemanes inspirados por la Tercera vía de Beuys. Los Caja Negra como mensajeros de un discurso periférico, como prefiere definir Mauricio Bravo, proponen allí la consternación como proyecto.
Son ejemplos de sus muestras en Chile de 2001 y 2002, Pizarra Mágica en la Metropolitana, un galpón de chapa creado como espacio abierto a la intervención de proyectos de arte, Speak System en Extensión de la Universidad Católica, y 17 Tiros o la noche del cazador, en su propio terreno de talleres. Con este evento lanzaron su armazón jurídica, una Corporación Cultural de Investigaciones de Arte, reuniendo voluntades de profesionales en artes, humanidades y ciencias sociales, miembros o no de los Talleres. Se definen como un laboratorio, un espacio de pruebas abierto a la exploración y al intersticio, interdisciplinarios y no mercantilistas.
Fernando van de Wyngard, filósofo y poeta, Caja Negra desde la primera hora, se hace cargo de inventar el calificativo de caliente para el conceptualismo que desarrolla esta comunidad artística, destacando su apego a la materia como un ruido de fondo, como contaminación. Todos ellos dialogan en los espacios previstos y en los emergentes, la mayoría escribe sus proyectos, y algunos se especializan en hacer un corpus teórico que va narrando la historia vivida, como Mauricio y Fernando. A pesar de asumir su discurso marginal, algunos han obtenido un alto reconocimiento en los circuitos formales, y varios han obtenido las más altas distinciones y subsidios en su país y en el exterior.
El galpón de MOTP, Espacio de arte contemporáneo, estará “contaminado” con Cadáver expuesto durante un mes. Y, contradiciendo aquello de que “lo que ves es lo que hay”, la imagen transitable es sólo una muestra, un pseudopodo, un detalle del proyecto que acertó a visitarnos por Mar del Plata.