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Desconocido III

Era el prodigo sueño envuelto en malva que cualquier inocente tendría, el problema inconcluso de quienes aun no entienden el porque están aquí.
Tomarle la mano a la vida, sentirla y darte cuenta que nadie en este mundo esta dispuesto a llegar a la meta por ti, hallarse en medio de un camino donde tienes que elegir en lo que se encuentra por delante y detrás de tus proyectos; eres la viva voz de tus sentidos, sabes que puedes dejarlo o tenerlo todo, pero, también entiendes que si ya no te falta nada el sinónimo de tu existencia tan solo se limita a recibir el aire que respiras, y si lo dejas todo vivirás en la eterna culpabilidad de no poder haber alcanzado tu satisfacción.
Perpetuamente eres consiente de lo que sucede, ese abismo sofocante que aniquila tus ideologías, el pensamiento confuso que alberga tu cuerpo al ser despellejado por lo que cada vez se aleja un poco mas de ti, nos permitimos dudosamente entrar en lo desconocido para arriesgar un poco de lo que jamás se volverá a recuperar, encerrando en una cúpula de hierro oxidado una parte de nuestros sueños, una parte de la vida, el significado existencial de lo solemne y prohibido que nos ata invisiblemente al deseo de lo que jamás podremos poseer.
Pensaste cuando comenzaste que todo seria fácil de conseguir, pero ahora que se te acaba el tiempo te das cuenta de que tus deseos pesan mucho mas ahora que antes, eso te provoca frustración, miedo; un miedo que te persigue hasta el momento en que olvidas el ultimo otoño que dejaste atrás…

© Vicky Bravo, Septiembre 2009


Trilogía Cáfe

“Nos enfrentamos de manera inconclusa ante lo desconocido, una mezcla de realidad y absurdo hacen que Cáfe sea el desasosiego que habita en cada uno de nosotros, lo que nos deja reflexionar ante un suceso, por muy singular que este sea.
Se vuelve un ser marginado y solitario, que recrimina a la sociedad, sintiéndose a la vez también despojado de ella. Opta por tres caminos diferentes: la resignación, la perdida y la huida los cuales de manera anónima lo llevaran a enfrentarse a sus mas grandes temores”

Deja guiar sus instintos, logra la mezcla de lo macabro y lo infantil, situando en su contexto lo trágico y hermoso que reclama los periodos de malgastada inocencia convocando a nuestro personaje a enmascararse con lo oculto y lo magnifico, lo posible y lo quimérico, lo real y lo imaginario; la diferencia entre sus mil facetas orgánicas, que le dan a un ser inerte y falso lo significativo y voluptuoso ejercido en el deseo a la búsqueda de la eterna felicidad.

Describo la situación en cuestión de una forma sombría, algo maniática que provoca una cierta sensación de anomalía y tristeza. La conciencia de estar en un lugar inadecuado que suscita el deseo vibrante de huir o persistir encaminados al dolor con furia que siente nuestro protagonista sumido en lo miserable, cohibido y peligroso de la vida.

Vive redundantemente las mismas escenas, los mismos recuerdos una y otra vez, sin poder desligarse de sus miedos apartando a los seres que alguna vez amo de su lado.

Reniega toda clase de caridad y se digna a vivir como el más débil, esperando siempre lo que talvez jamás llegue.
© Vicky Bravo, Agosto 2009

El Barbudo

Su silueta contemplaba el claro semblante azul púrpura de aquella laguna, cada cierto tiempo era capas de admirarse; no se encontraba bello porque talvez no lo era o quizás si, era difícil que el lo supiera.
Su alma recóndita no era capaz de hablar de amor, aunque a sueltas palabras solía decir que sentía, no tenia la esperanza de ver ese amanecer otra vez, a cada instante balbuceaba dentro de si para buscar esa vanidad que misteriosamente no poseía.
Deseaba con fuerzas poder escapar, estaba maldito sumiso en su venganza, llevaba un corazón ennegrecido entre sus manos, la tortura encarnada que jamás lo dejaría descansar.
Ellos lo observan como si fuera un extraño, como si parte de su carne hubiera sido devorada por aquel desconocido que no sostenía sus propios pies. La musaraña solitaria que habitaba dentro de cada uno de los espectadores los hizo reflexionar, atragantados por el dolor uno a uno dio un paso atrás.

© Vicky Bravo, Septiembre 2009