.
Proyecto muestra CAJA NEGRA ARTES VISUALES (1982-2004)
Museo Nacional de Bellas Artes.


(Proyecto rechazado)

Titulo:
QUEMAROPA CAJA NEGRA artes visuales


CONVOCADOS:

Lorena Araya, Ana Maria Fell, Manuel Ormazábal, René van Kilsdonk, Rodrigo Yanes, Mauricio Bravo, Victor Hugo Bravo, Victor Castillo, Carlos Montes de Oca, Mario Zeta, Daniel Cerda, Consuelo Lewin, Andres von Ghere, Ricardo Villarroel.

Caja Negra Artes Visuales como espacio de investigación, producción y reflexión plástica define ciertos procesos y operaciones de funcionamiento interno que determinan una manera y una forma de ver y hacer arte. Con un sistema de rotación constante de sus integrantes, el taller maneja un cuerpo estable que genera, conduce y desplaza al medio sus acciones, sean estas en el campo visual, escritural o formativo. Creando de esta forma un sistema circulatorio que permite interactuar obras ya consolidadas con producciones en génesis de las nuevas generaciones.
Esta simbiosis productiva genera una retroalimentación de formas y conceptos que definen y caracterizan las puestas en escena del colectivo, dejando entre líneas las múltiples cercanías, junturas y roces entre las propuestas. Especulación que linda constantemente con el campo de la experimentación, el estado de pruebas de obra, justificado precisamente en esta cualidad de razonamiento colectivo con el cual se opera.

El proyecto QUEMAROPA propone dar cuenta de la posibilidad del ejercicio colectivo desvanecida en la actualidad, de los sistemas de producción de una gran cantidad de artistas, de una trayectoria independiente como taller que transita dentro y fuera del sistema, con una sustentación autónoma en términos de producción gráfica, teórica, visual y sobre todo en la planificación y planteamientos estratégicos en relación a los espacios y circuitos culturales contingentes.

PRODUCCION DE OBRAS

El colectivo registra en su organicidad interna métodos y procesos operativos (producción de obras y proyectos) que logran determinar estructuras de amalgamiento coherentes, asentado mas que en una idea establecida, en una necesidad orgánica de movimiento y desplazamiento a los sistemas tradicionales. Procurando un desplazamiento y proyección al medio en términos políticos y socioculturales que alberga en su interior propuestas plásticas periféricas en sus procesos mediáticos logrando tensionar los escenarios tradicionales del arte.

La plataforma orgánica que sostiene los diversos discursos visuales del taller ha sido el resultado de una serie de procesos, especulaciones y pruebas de obra realizadas durante un período de 12 años en el cual las operaciones de cada artista y por efecto osmosis las del colectivo, han contribuido a oxigenar los núcleos temáticos renovando de este modo los medios y las maneras de hacer arte, este gesto ha permitido a su vez generar un sistema estético y conceptual auto sustentable cuya economía interna ha hecho posible articular ideas y formas desde una apropiación de lo improductivo, entendiendo este concepto como un tráfico de material no premeditado que desde su naturaleza de excedente y su cobijo en los espacios de trivialidad involucra y transforma tales momentos pasivos de ocio en estados potenciales y prolíferos de trabajo.

Dicha flexibilidad en lo visual se da por la adecuación y el acomodo tensional de unas obras con respecto de las otras, incrementando de esta manera los espacios de tolerancia y permicencia entre las diferentes propuestas. Estos factores en los cuales se combinan distintos grados de movilidad orgánica, logra consolidar en cada proyecto de escenificación colectiva un tono regular, una atmósfera pregnante en el todo, la cual articula y administra las diferencias, emplazando disonancias y diversidades en un mismo campo de sentido y significación, apostando a la belicosidad del escenario como conjunción de los extremos y opuestos.

El concepto de organicidad que moviliza nuestro proyecto debiera entenderse en el marco de una investigación que aborda de forma crítica el imaginario ecléctico que caracteriza nuestra sociedad pos moderna, pero también debiera considerarse como una apertura reflexiva de un agenciamiento plástico cuyos lineamientos de trabajo se posicionan de lógicas de producción simbólicas, ligadas a experiencias cruzadas por teorías y modelos de realidad fundados en nociones no jerárquicas ni genealógicas como son las de caos, hibridismo y complejidad.

Nuestro afán es así dar cuenta de una dimensión de lo político cuyo sentido se manifiesta a través del cuestionamiento específico de la imagen actual y de sus mecanismos de producción subjetiva.